lunes, 9 de enero de 2012

Las bicicletas no solo son para el verano

Holanda, año 2008. Viajamos por segunda vez a Polonia, esta vez únicamente a la ciudad de Szczecing. Tras una pequeña estancia allí, partimos en coche hacia Holanda, atravesando las largas y enormes autopistas alemanas. Para acabar en Venlo, un pequeño pueblo holandés.
Este país, o por lo menos la pequeña parte que pude conocer de él, me fascinó. Me enamoró, y me cautivo, de arriba abajo. Verde, mucho verde, con flores y mucho colorido. A pesar de no ser un país muy caluroso, todo y todos tienen buena cara. La ciudad de la libertad. Todo parece de película: árboles, setos, casitas, parques… y bicis.
Lo que más me llamó la atención de la vida de los holandeses es que la bicicleta es el medio de transporte más importante. Y es más, la norma de circulación indica que las bicicletas poseen la prioridad antes cualquier otro.
Ámsterdam, capital holandesa, era un caos para aquellos que no estaban acostumbrados a la utilización masiva de estos medios de transporte, es decir, para nosotros: te pusieras donde te pusieras, la gente tocaba el timbre de su bici porque estabas mal colocado, te cruzabas delante de ellos, o les entorpecías el paso.
Sin embargo, me parece algo realmente impensable en cualquier lugar de España, teniendo en cuenta que allí, en todo lugar por donde pasaba una calzada, le acompañaba un carril bici.
Me causó buena sensación el hecho de que todo fuera tan natural, alegre, confortable… y es con lo que me quedo de este país.



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